“Si tuviera que definir con algún nombre CARIPEN, diría que era como un precioso costurero. Antonio y yo no lo teníamos como negocio, lo teníamos como hobby. Allí se pasaban unas noches maravillosas, porque se juntaban los artistas contratados con otros que venían a tomar una copa, entre ellos Camarón, Fernanda y Bernarda, el Beni, la Paquera, Pansequito, Farina y tantos otros. También iba Curro Romero, torero de esa esencia especial, cantaba sus fandanguitos como él sabe cantarlos. Y, otras grandes estrellas como Pastora Imperio, Concha Piquer, Rocio Jurado, Rocio Durcal… Bueno infinidades.” Confiesa doña Lola Flores.
A principios de los setenta, frente al edificio del Senado, se organizaron juergas memorables, que definirán una nueva forma de vivir la noche, anticipo y embrión de la Movida madrileña. Yul Brynner, Sofia Loren, John Huston, Douglas, Frank Sinatra, Hemingway, Welles, por mentar a alguien conocido, pero, allí estaba invitado todo el mundo, grandes noches de bohemia y de pasión, mal negocio. El local se convirtió en parada de la ruta nocturna madrileña y laboratorio musical, los artistas que no tenían sitio en los locales tradicionales, allí eran apreciados.
En los primeros años 70, Lola Flores era ya una estrella internacional. Afianzada en su carrera y en su matrimonio con Antonio González, El Pescadilla. Juntos, unos años antes, habían dado la vuelta al orden musical, dotando de total actualidad su nuevo discurso. La Rumba vuelve al mundo, dibujada por el maestro de Gracia y el poderío de la Jerezana, la forman internacionalmente. Los grandes de la música latina, en esos momentos emergentes, ven que sus músicas tienen una raíz, y Lola y Antonio, les dan la vuelta, los adoran. De eso da fe el acto, de toda la comunidad latina de Miami, cuando por nuestras tierras se les tachó de franquistas y ladrones; no de ARTISTAZOS, apolíticos y buscavidas, o mejor, amantes de la vida. Les organizaron un concierto, como esa familia se merecía, por todo lo alto, y allí desinteresadamente pasaron los mejores, para salvarlos del descontrol económico que les habían metido, después de haber ayudado a tanta gente. Esa noche triunfaron los González Flores.
Video: Pan y Chocolate
Un laboratorio musical, donde la creatividad prima. El Pescadilla, lidera el nuevo movimiento, de lo que vino a llamarse, Nuevo Flamenco.
En Caripen, se apreciaba el buen hacer y la personalidad artística. Allí cogió forma lo que el Sr. Antonio siempre reconoció: Pepa de Utrera y Bambino, eran punto y aparte, como intérpretes, de ese género que tan bien conocía, llegando a atribuirles la creación de la “Rumba Utrerana”.
Pero, allí, se moldeo uno de los sonidos más innovadores, que marcaría una nueva época: Las Grecas y su Gypsy Rock.
Dos gitanas castellanas Edelia “Tina” y Carmela Muñoz Barrull, nacidas en 1955 y 1958, de una estirpe en la que el cante flamenco venía de lejos. Se trasladan en 1965 a Argentina, donde empezaron a cantar en fiestas de la comunidad española. Allí entraron en contacto con las músicas americanas. Pero una pieza clave sería un gitano gallego. instalado en Buenos Aires, “El Luís”. El Luís estaba ensamblando un nuevo sonido que unía flamenco y rock, le cedió un tema a las hermanas Muñoz y un nuevo discurso, se convirtieron en dos gitanas canasto-rockeras. Años más tarde con el éxito de sus compañeras, regresa por estas tierras para crear unos grandes discos de Gypsy Soul.
Tina y Carmela regresaron en 1970, a un tablao de Toledo perteneciente a un tío suyo, donde empiezan a interesarse seriamente por el arte musical. Pronto se trasladan a Madrid, donde no cumplen con los requisitos de la escena flamenca del momento, cantan juntas, una es rubia y la otra muy salvaje, pero canta para rabiar, nadie las quiere. Don Manolo Caracol, las ve cantar y se enamora de ellas, ya pueden empezar a trabajar en Los Canasteros.
“Aunque me hubiera gustado estudiar, no había medios y dejé los estudios tras obtener el graduado escolar, como mi hermana. Intenté abrirme paso cantando en algunos tablaos madrileños y lié a mi hermana para que me acompañase el día que hicimos una prueba ante Manolo Caracol, Camarón y Paco de Lucía en Los Canasteros”
De Caracol pasan al Pescadilla, este pone Caripen y su sabiduría a su disposición. Ganan 4.000 pesetas por día, pensaron entonces que sus dotes musicales podían salvar la maltrecha economía familiar. De hecho, pusieron las primeras 4.000 pesetas que ganaron encima de la mesilla de noche de su entonces enferma madre. No se equivocaron. Aquellas primeras actuaciones sirvieron como punto de partida de una carrera tan exitosa como breve.
La voz se corre entre la noche madrileña. Por allí se dejarían caer el productor José Luis de Carlos y el compositor Felipe Campuzano, atraídos por la interpretación vocal al unísono en sus actuaciones. Juntos fichan para CBS, y el nombre elegido sería: “Las Grecas”. El motivo era que la gente hablaba de ellas como «las niñas que cantan en griego», en referencia a la manera que las hermanas interpretaban sus canciones.
Vídeo: Por Fandangos, personales u rabiosos, Tina, de Las Grecas.
Estaba cantando Camarón, se para a escuchar dos letras de fandangos de una de sus cantaoras favoritas, exclama: “No se puede aguantar uno coño”. Tina, de lo más puro a lo más moderno, sólo hay una manera, llevarlo. párrafo
Primera letra del Fandango, sentimiento a flor de piel.
"Mira si ella estaría borracha
que hasta la copa de vino
que tenia en las manos se le caía
No maltratarla por Dios
que yo también tengo una hermana en la vida
y esas son desgracias que nos manda Dios"
OLE
Primer sencillo: «Te estoy amando locamente» / «Amma immi», numero 1 durante cinco semanas y 500.000 copias vendidas.
Para ello se juntan en los estudios Audiofilm, José Luis de Carlos, las hermanas y músicos de rock como Johnny Galvao, Eddy Guerin o Pepe Nieto. Se grabó el que resultó ser un éxito desbordante. Según José Luís de Carlos, cerebro de la operación y productor de grandes momentos de la historia del flamenco y la música moderna.
“Gipsy Rock es la realización de una idea basada en la fusión de elementos originalmente dispares en lo cultural, pero compatibles y curiosamente coincidentes en muchos aspectos. Estos elementos son, de un lado, la asombrosa fuerza expresiva de unas originales voces gitanas muy jóvenes; y, de otra, el electrizante poder de penetración y arrastre de la actitud sonora más joven e internacional que conocemos: el rock".
Un sonido revolucionario, las pioneras del sonido Cañorroto.
“Te estoy amando locamente”, escrito por ellas mismas, empezó a sonar en todas partes y se erigió rápidamente en himno de guerra de una juventud que nos volvíamos locos. Con el tiempo, sería versionado hasta la saciedad. Incluso Paco de Lucía llegó a inspirarse en esa canción para componer su tema: “Entre dos aguas” y para Camarón será el detonante para plantearse su “Leyenda del Tiempo”.
Vídeo; Te estoy amando locamente, Las Grecas.
Las Grecas, son odiadas por puristas y elogiadas por los puros, rompen esquemas siendo las más flamencas del mundo.
Vídeo; Amma Immi,,Camarón adapta a Las Grecas
El éxito de su debut hizo que volvieran a meterse rápidamente en el estudio de grabación para dar forma a su primer elepé, “Gipsy Rock” (1974), compuesto por diez temas. En palabras de su productor, José Luis de Carlos:
“Gipsy Rock no es la sofisticación gratuita de una idea con mayor o menor gancho comercial. Se trata simplemente del nombre dado a la realización de una idea basada en la fusión de elementos originalmente dispares en lo cultural, pero compatibles y curiosamente coincidentes en muchos aspectos. El swing ‘gitano’ y el ‘son’ rockero se han mezclado en Las Grecas, y eso es su Gipsy Rock”.
Su revolucionario estilo, conectado con la máxima modernidad, su poderosa presencia escénica y la pasión que ponían en sus bailes totalmente improvisados, conectaron rápidamente con la juventud de la época, ávida de colores y fiesta.
Apariciones constantes en televisión, giras interminables, ventas masivas y galas que se caracterizaban por su elevado caché. La prensa se volcó con ambas, queriendo retratar su vida cotidiana. Fue así como el público descubrió que Tina estaba casada por el rito gitano desde los dieciséis años, y que pronto nacería su primera hija. La artista debía cumplir con sus compromisos profesionales a la vez que intentaba compaginarlo con su labor de esposa, tarea difícil que acabaría afectando a su matrimonio. Su amargura sentimental era el contrapunto a las joyas, abrigos de pieles y propiedades que estaba logrando, junto a unos ingresos que jamás antes había imaginado.
Como estrellas, Las Grecas, viajaban en Cadillac y veraneaban en chalets. Incluso sus padres disfrutaban de servicio doméstico y podían permitirse ciertos lujos que distaban mucho de su anterior modo de vida en el humilde barrio madrileño de San Blas.
Todo empieza a desmoronarse. Al parecer, la actitud prepotente de su mánager dinamitó la carrera del dúo. Las contrataciones empezaron a escasear, Las Grecas, decidieron despedirle, descubriendo que además de estafarlas, usó su influencia en el mundillo para boicotearlas. Fue uno de los motivos que propiciaron la disolución del dúo en 1979.
Malos tiempos para la lírica.
Las Grecas lo tuvieron todo. Precursoras de la fusión del flamenco rock, saborearon disfrutaron de un éxito que tan rápido como vino se fue. El fin de su fulgurante carrera hundió su ánimo y su economía. Volvieron al barrio, intentos de suicidio, barbitúricos, brotes psicóticos, drogas, violencia, cárceles, desengaños amorosos, sus vidas se convirtieron en un Blues sin final.
Tina, que se casó en varias ocasiones y tuvo cinco hijas, fue diagnosticada en 1983 de esquizofrenia paranoide. Se vio forzada a dar en adopción y dejando a cargo de familiares a todos y cada uno de sus retoños. Llegó a escaparse en varias ocasiones de las clínicas psiquiátricas en las que había ingresado, y fue vista mendigando por las calles de Madrid. Ella misma llegó a contar que dormía en coches abandonados para poder cobijarse del frío. Falleció en un centro de acogida de Aranjuez en enero de 1995, con 37 años.
Carmela, por su parte, tampoco logró levantar cabeza desde entonces y perdió hasta los derechos de Las Grecas:
“Durante mucho tiempo, eché de menos los focos y los escenarios, pero ya no. Nunca dejaré de ser artista, pero en la vida hay cosas más importantes que cantar”
La autoría de sus primeras canciones les pertenecía, aunque en su grabación hubiesen sido ligeramente modificadas. Tuvieron que asumir con resignación que sólo constase el nombre del músico Felipe Campuzano, artífice de sus peculiares arreglos. Pero el dinero les llegaba en abundancia en su inicio, no supieron preocuparse, pensaron que tanto dinero paliaba cualquier injusticia. Pero nada es eterno.
Rosalía, casi 50 años más tarde, ha recuperado en sus directos, el hit de Las Grecas: Te estoy amando locamente.
Hacía donde va el Flamenco en el S.XXI, donde lo digital prima y lo de poner los pelos de punta mengua. No nos perdamos en el entusiasmo, lo bueno perdura, como el Pescadilla, Camarón o Las Grecas, dejemos que el tiempo ponga las cosas en su sitio. Agradecer a Rosalía, su afición y estudio, pero el flamenco tiene algo más que no es tangible, tiene más que ver con la magia y la vida.
Vídeo: Te estoy amando locamente, Rosalía.